Si queremos cambiar el mundo, necesitamos más mujeres liderando ese cambio
Imagina más mujeres gobernando el mundo. Si la presidente de Rusia hubiera sido una mujer ¿Crees que hubiera invadido Ucrania?
Hacerse preguntas como esta es una invitación a la reflexión, a pensar con libertad, a imaginar escenarios improbables que, con un poco de voluntad, pudieran convertirse en escenarios muy probables.
La naturaleza es sabia y ha hecho que hombres y mujeres seamos diferentes y complementarios.
Ambos, mujeres y hombres tenemos parte de los que se denominan atributos femeninos y masculinos. Los atributos femeninos están vinculados al cuidado de la comunidad, al trabajo por el bien común y a una visión a medio y largo plazo.
La antropología nos enseña que estos atributos han llevado a las mujeres a ser recolectoras, a probar plantas y averiguar si pueden servir de alimento o como medicinas, a cuidar a la comunidad, tanto a niños como a los más mayores, y a tener esa visión de futuro.
Por su parte, los atributos masculinos se vinculan a la fuerza para defendernos de ataques externos y una visión a corto plazo que nos permita sobrevivir en circunstancias de riesgo. Eso hace que los hombres hayamos sido cazadores, guerreros – tanto conquistadores como defensores ante los ataques – y capaces de reaccionar con inmediatez antes los imprevistos del corto plazo.
Como indico, ambos atributos no son exclusivos de cada género – los femeninos solo en mujeres y los masculinos solo en hombres – sino que ambos se dan en unas y otros.
Eso sí, los femeninos suelen abundar más en mujeres y los masculinos en hombres (nota a considerar, hablamos de géneros, no de sexualidad).
En la actualidad, tanto en la economía y las empresas como en el mundo de la política, dominan los atributos masculinos, no solo porque los hombres son los que copan los puestos de poder, sino también porque muchas de las mujeres que llegan al poder lo hacen potenciando o imitando esos atributos masculinos.
Todo esto hace que tengamos un gran desequilibrio en nuestra sociedad. Por su parte, la economía cortoplacista no cuida el medio ambiente y se basa en la competitividad entendida como la lucha por los clientes, los mercados etc.
En el caso de la política, esta se basa en el enfrentamiento entre los partidos políticos, el hacer que la ciudadanía se enfrente entre sí y, por supuesto, la mirada es solo hasta las próximas elecciones, sin importar el medio y largo plazo (ya le tocará a otros solucionar os problemas importantes…).
Para reestablecer este equilibrio, necesitamos más mujeres en posiciones de poder en política y en las empresas y, además, también necesitamos que los hombres que llegan a cargos de responsabilidad tengan un equilibrio en estos atributos y, a la vez que son capaces de reaccionar con inmediatez, puedan pensar en el medio y largo plazo.
Ya tenemos evidencias empíricas que demuestran cómo las mujeres son capaces de una gestión pública mucho más humana y mirando tanto al presente como al futuro, desde la propia Angela Merkel, hasta otras mujeres como la presidente de Nueva Zelanda Jacinda Ardern o la primera ministra finlandesa Sanna Marin.
La reflexión inicial, “si la presidente de Rusia hubiera sido una mujer ¿Crees que hubiera invadido Ucrania?” es una invitación a que pensemos de manera diferente a lo que solemos hacer cuando leemos los medios de comunicación masiva. Espero que mi reflexión, al menos, te haya llevado a unos pensamientos que hasta ahora quizá no tuviste…
¿Qué opinas? Me apetece mucho conocer tu opinión, ya sea a través de los comentarios de este blog, en el canal «Ciudadano Presidente. Piensa con Libertad» o compartiéndolos en tus redes sociales y citándome para que podamos abrir la conversación a más personas. Invitar a pensar diferente es invitar a mejorar y transformar nuestra realidad.
Diego Isabel La Moneda
Ciudadano Presidente